Según datos del Censo del año 2011 en Costa Rica, un 16% de la población son personas mayores de 80 años de edad que se movilizan con bastante dificultad. Otro porcentaje importante de estos adultos pasan 24 horas al día postrados en una cama, donde deben realizar sus necesidades básicas como dormir, comer y bañarse.
Estas personas son asistidas por familiares o cuidadores que velan por mantener su comodidad y aseo, procurando una buena calidad de vida.
Otra población con situaciones similares a las anteriores son las que poseen cuatro o más discapacidades, según el Censo del año 2011, en nuestro país asciende a 21 042 las personas que se encuentran dentro de esta categoría.
La falta de movilidad trae consigo situaciones como: caídas, incontinencia, pérdida de fuerza, pérdida de capacidad aeróbica, alteraciones metabólicas, úlceras por decúbito, contracturas, trombosis venosa profunda y embolia pulmonar.
Mediante la observación y en la convivencia cotidiana con personas que tienen alguna limitación física, se determina la importancia de proporcionar prendas para lograr un descanso reparador, pero además, prendas que se puedan usar diariamente, donde cuiden la piel, fabricadas con telas apropiadas en cuanto a textil y estampados, adaptabilidad a las condiciones individuales que facilite un cambio de ropa por parte del cuidador con menos maltrato para el paciente, donde éste sienta el confort, la flexibilidad, con diseños agradables y que se adapten no solo a su problemática motora, sino a sus actividades diarias.
Esta novedosa idea llamada “EL ROPERO DE MÍMI” es una marca de ropa para adultos mayores y personas con discapacidad, así como personas de talla grande, que pretende promover prendas de descanso con estilo, adaptadas a las necesidades individuales y proporcionando una vida con calidad.
Este emprendimiento nace con el fin de cubrir una necesidad en Costa Rica, las prendas para personas con discapacidad o para adultos mayores que actualmente están disponibles en el país, son prendas simples y sin adaptaciones a las necesidades individuales, de alto costo y difíciles de conseguir, desaprovechando así la oportunidad de mejorar la calidad de vida de este segmento vulnerable de la sociedad.
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